Just Nineteen

ODIO mi cumpleaños. Es como la Navidad para algunas personas, deprimente por causas desconocidas. Tengo dos reglas doradas para soportar esta fecha infernal:
1-Estar lo mas inconsciente posible durante el mayor tiempo posible (alcohol).
2-Besuquear/Fajarme a alguien.
Si no logro cumplir estas sencillas normas simplemente colapso. Preparate, Lector. Esta es la Crónica de mi Cumpleaños numero 19.

Como ya sabrán hice una pre-peda el viernes pasado para ver como iba a estar la logística del asunto. Total que a media semana (si, incauto, el miercoles) Hyde estaba que se retorcía por alcohol. Nuestra maestra se ausentó y nos dejaron salir temprano y como la escuela está a dos calles de mi casa, mis compañeritos y yo cooperamos y nos pusimos hasta el culo. Trajeron gente que no conocía (y que fue rico conocer) y gente cagante, pero X. Mi madre se enojo un poco por que no estaba programada esa reunión, pero el chiste es que conseguí embriagarme. El juevebes me llamó mi amiga Sickboy (para mas información lean la entrada de mi cumpleaños pasado). Acababa de regresar de Cuba y hacia muchisimo que no la veía. Llegó a eso de las seis y media de la tarde, fuimos por unas chelas que se nos treparon y pasamos la noche platicandonos nuestras puterías, escuchando Rockabilly y derramando una que otra lagrimita traicionera. Eran las tres de la mañana y seguiamos pedas. Yo tuve clase la mañana siguiente.

El viernes desperté con una sensación de malestar que poco tenía que ver con la cruda, el presentimiento de que todo iba a salir mal. Me vestí con un clásico mio y Sicky me hizo un peinado cincuentero que yo jamás hubiera podido lograr. Conclusión: Vestida para matar. Había varios cabos sueltos (si entienden a que me refiero) que yo esperaba amarrar antes de que se acabara el día.

Llegué a clases nerviosa pero emocionada, preguntandome por primera vez si cabría toda la gente que invité. Mis compañeros me felicitaron, algunos me obsequiaron cositas y cuando uno de mis cabos sueltos fue especificamente a felicitarme no pude evitar pensar: Ya chingué. Salí antes de la escuela para poder arreglarme y mi cabo suelto consentido me dijo por msn que me veia guapisima. Muero por contar los detalles de este cabo suelto en particular, pero de momento me es imposible. Como sea, regresé por mis compañeros, gastamos una cantidad considerable en litros y litros de alcohol (principalmente mezcal y cerveza) y nos dispusimos a embriagarnos. Llegó la gran mayoría de las personas que invité, pero afortunadamente no al mismo tiempo, así que no estuvo tan atascada mi terraza.

Cuando algunos invitados se alejaron del nucleo de la peda y uno de mis objetivos se aislo en su música (patético) y rechazo dos veces mis insinuaciones (doblemente patético) empecé a deprimirme lenta, pero inexorablemente. Y cuando mi plan B se mostró más interesado en una insípida e ignoro mis propuestas indecorosas me dispuse a ahogarme en auto compasión y mezcal. Para joderme aun más el día, una de las cerdas coladas tuvo el descaro de insultarme en MI fiesta en MI casa justo cuando se iba. Salí de la casa con mi colega el Leches supuestamente a recoger a otros invitados y mi estúpida sensibilidad escapó por completo. Chillé en el hombro del Leches y regresé a mi fiesta con la cola entre las patas. Me metí a mi habitación muy al estilo EMO y un amigo entró y me obligó a dejarme de mamadas. Gracias, wey, te debo una.

Justo cuando pensé que todo había fracasado y que ni siquiera tendría oportunidad de ser fiel a mi segundo mandamiento, mi amigo Leches fue a mi rescate botella de mezcal en mano. Borracho, mi plan B se mostro dócil y delicioso. Para cuando llegó mi amiga Elvira ya me la estaba pasando estupendo. Al rato llevé a mi plan B a la parada para que fuera a ver a su novia (jajaja), no sin que antes el wey se atascara y me dijera que deberíamos repetirlo (espero que no sea un sobrio marica y renegado...no estaría mal una secuela).

Cuando todos se fueron quedamos solo Sickboy, Renton, Elvira, Eriko, Leches (a quien en poco tiempo he tomado mucho cariño) y yo. En mi opinión el momento más feliz del dia. Allí con mis verdaderos amigos (excepto los que de plano no pudieron estar). Los quiero mucho. Riendonos, platicando y bailando, seguimos tomando hasta que cual vil Cenicienta volví a quedarme sola.

El sábado, oficialmente mi cumpleaños, dormí todo el día y luego fui obligada por mi madre a una cena familiar. Me gasté el dinero que me regaló mi tía en discos y una película y pase la noche despierta escribiendo esto y viendo la película de Stephen King que compré. Hoy, domingo, me siento apática y rechazada. Aparentemente casi nadie se dignó a tomarme fotos en la fiesta, pero si a chingarse mi celular y tengo el ego en el maldito suelo al considerar el comportamiento del cabo suelto de la fiesta y mi ingrato Plan B. ¿De verdad estoy tan pinche fea para recibir semejantes tratos?
Probablemente. Como sea, solo quiero enterrar la cabeza y desaparecer hasta Halloween.

Special Needs by Placebo