17 ago 2010

Five Years

Querido Lector Constante:

Primero que nada quiero agradecerte por tu lealtad y paciencia durante mi ausencia no programada. Lamento no haber avisado, pero quizá cuando termines de leer comprendas mis razones. Ahora déjame contarte una historia.

Este blog tiene registrados tres años de mi vida. Comencé a escribirlo en una época sumamente feliz de mi vida, y luego, cuando todo se derrumbó, se convirtió en mi memoria y mi terapia.

Los cinco años
que dan su nombre a esta entrada comienzan cuando entré al CCH. Mi vida cambió por completo y creí salir de la desesperación de mi tormentosa pubertad. En casi tres años viví lo que ahora me parece una vida entera. Eso terminó cuando ÉL se fue. Morí y volví a nacer. Estaba a punto de cumplir 18 años y me sentía destrozada por dentro.

A partir de ese momento mi vida se convirtió en un espiral descendente. Atravesé el infierno y en el camino aprendí muchas cosas, conocí a mucha gente y en retrospectiva creo que valió la pena.

Lo curioso, o triste, como quieras verlo, es que a pesar de que he tratado de reconstruir mi vida varias veces a lo largo del blog y reinventarme, mantenía mis hábitos autodestructivos. Mi aprendizaje parecía desperdiciado por que cometía los mismos errores una y otra vez. El problema estaba dentro de mí, no en la escuela donde estuviera, el novio que tuviera (o me dejara) o mis intereses en ese momento.

Tenía un mounstro adentro, llenandome de desidia, desmotivandome y alimentando el vacio en mi pecho con pura frustración. Conoces su rostro, Lector. Lo has visto en cualquiera de mis entradas etiquetada como "dolor" o "confusión".

Pero estas vacaciones algo pasó. Algo dificil de explicar y por tanto imposible de escribir. De repente las piezas comenzaron a encajar y mi pasado, mis deseos y mis ambiciones empezaron a tener sentido. La envidia, la frustración y el temor a envejecer me despertaron y cuando abrí los ojos ví todo con claridad. Dejé de escribir porque estaba en mi crisálida. Me transformé rápida, pero profundamente. Ahora tengo una meta. Soy la flecha, el arco y estoy apuntando alto.

Aún podrás leer mis aventuras y opiniones en este blog, mis pesadillas en Mr. Hyde y otras curiosidades en mi nuevo Tumblr. Puedes espiarme en mis redes sociales, preguntarme anónimamente o escribirme, pero debo decirte que ahora las cosas serán diferentes, porque además de una terapia y un medio de comunicación, utilicé el blog como un experimento social. ¿Qué pasa cuando uno desnuda su alma públicamente?

Ahora lo sé y no siento necesidad de compartir mis resultados (lo más seguro es que te los imagines). Aprendí que a veces es necesario mentir para poder contar la verdad completa. Ahora veo la discreción como un medio para protegerme. Te contaré muchas cosas, pero ya no todas. Quizá te deje espiar por una rendija, o te mande una postal; una polaroid mal enfocada para que te preguntes donde demonios estoy, quién soy ahora.

Me he curado (aunque no parezca) de mi necesidad compulsiva de explicar todo. De justificar cada movimiento, como si no fuera obvio, como si tú no pudieras dilucidarlo por tu cuenta. Te dejaré espacio para conjeturas, margen para el error. No es tan importante. La verdad la guardo yo y es lo que cuenta. El chiste es saber leer entre líneas.

Mientras te escribo, estoy más ocupada en vivir mi vida que en transcribirla. Fue toda una sorpresa para mí darme cuenta de que no necesito testigos para todo, de que los momentos no dejan de ser hermosos por que sólo yo pueda apreciarlos.

Cumpliré veinte años próximamente. Han pasado cinco desde que mi vida comenzó a agarrar velocidad y hasta ahora aprendo a manejarla correctamente.

Te mando un abrazo, donde quiera que estés. Espero que sigamos teniendo esta relación tan platónica. Tú, leyendome, esquivando tiempo y espacio. Nuestras mentes se tocan. Gracias por seguir aquí.

Five Years by Brian Molko