Apenas hoy me decidí a escribir, siento que ya nadie lo espera y eso me da un poco de tranquilidad. Estoy un poco oxidada, pero se hace lo que se puede. Siento que este año fue una gran decepción. Fui una gran decepción para mi misma, desmotivada e inútil.
Tengo veinte años, un montón de sueños y un presente estancado y mediocre. Estoy exactamente a la mitad de la preparatoria. Cuando empecé desde el principio dije que era por que en verdad quería aprender, pero es más difícil de lo que pensé. Toto, parece que ya no estamos en el CCH. Este semestre llevé cinco materias de ciencias exactas (mi peor pesadilla). Reprobé tres y la mayoría de mis profesores estan literalmente perturbados, desorientados y en algunos casos sádicos descarados que no enseñan nada.
Todo el mundo me dice que tercer y cuarto semestre es lo más cabrón, que yo puedo. Pero no puedo evitar entrar en pánico, y cuando eso ocurre mi mecanismo de defensa es abortar la misión, poner piloto automático y mandar todo a la la mierda. Sé que eso es peor, pero me es casi imposible evitarlo.
Extraño mucho a Leches. Según él va a volver a la escuela, pero casi nunca lo veo. Ahora que tengo amigas en el salón me distraigo más que nunca. Tengo miedo.
Dejé de escribir en parte por desidia, en parte por depresión, pero más que nada por paranoia. Siento que me vuelvo vulnerable confesandome públicamente, lo cual es irónico, por que también pienso que es la única forma de contar la verdad tal cual. Quizá significa que la verdad es peligrosa, no solo en sí misma, si no también para quien la dice.
En fín, tengo montones de fotos que quisiera compartir, he hecho cosas que me gustaría poner a su jucio, pero el hecho de que un anónimo mal intencionado me conozca demasiado me parece inquietante.
Lamento el desastre que es mi blog, pero si les consuela la desgracia ajena, sepan que esto es reflejo directo de mi vida. No quiero desperdiciar así todo lo que soy, pero es difícil cuando tú eres tu peor enemigo.
Estoy considerando seriamente una reestructura a este blog y mas importante, sí cambio blogger por Tumblr. ¿Que opinan?
Y a lo de reestructurar me refiero a soltarle la rienda y publicar lo que sea y como lo sienta, no sé, dejar que el impulso tome las riendas. Hay más que no han visto de mí y quizá sea una buena forma de compartir de forma más segura mis ideas.
Espero que su año fuera mejor que el mío, les agradezco de corazón el tiempo que dedicaron a esta lectura y bueno, nos vemos pronto.
Mientras yo me quedo meditando en mi futuro, en mi presente y en mi pasado. Tengo que salir de aquí.
31 dic 2010
14 oct 2010
Fumando
Lázaro
¿Como eras tú cuando bebías?
-pregunta alguien como si preguntara por un muerto.
Tal vez haya razón:
no es quien muere el mismo que resucita.
Mis cigarrillos son asideros a la realidad. Esa desazón en el estómago, ese calor incómodo que me recorre entera cuando el tiempo se convierte en agua es lo que obliga a mis temblorosas manos a prender el que sigue. Siempre he tenido un carácter nervioso. Mi vida es una pantera agazapada, lista para el gran salto pero inmóvil.
Mi mente esta llena de cajones atascados de papeles que gritan URGENTE. Tengo un montón de listas incompletas, de planes sin atender. El tiempo es soñar y así me disperso. Le doy vueltas una y otra vez a las cosas, las pongo en espera (la espera de la capacidad, de recursos, de valor, de decisión) y así se pierden en el caos que impera dentro de mi cabeza. Todo es lógico y a la vez retorcido, como si en mi cráneo estuviese el país de las maravillas.
Tengo esta receta genial, los ingredientes, pero no me atrevo a entrar a la cocina. Cualquier cosa parece más importante (mira, una mariposa). Es una mezcla de apatía e inseguridad la que me mantiene estática. Los libros son los únicos que consiguen hablarme, e incluso sus voces me parecen distantes a veces.
Escribir es aterrador. Es desnudarse y salir a la calle. El mundo entero puede ver todos y cada uno de tus defectos. Escribir conlleva una frustración decepcionante. Para mi mala suerte, escribir es como respirar.
He aguantado la respiración demasiado tiempo, y ahora respiro en bocanadas torpes, jalando todo el aire que puedo a mis pulmones. Es simplemente algo que tengo que hacer. Mi llamado, podría decirse.
Y ahora estoy aquí, fumando, aporreando las teclas de mi computadora recién arreglada (como si se tratase de una máquina de escribir), desnudandome ante extraños (cualquiera que no sea yo es un extraño).
¿Cómo te explico, lector, el pánico que produce la página en blanco, la carga que implica tener lectores que piden tus palabras, la verguenza de no poder acomodar una línea satisfactoria? ¿Cómo podrás entender lo que es tratar de justificar una ausencia tan prolongada, un periodo literariamente estéril, cuando tu vida entera tiene como eje las palabras?
Ninguna de las maneras en las que pretendía regresar y saludarte de nuevo me pareció apropiada. Lo único de lo que fui capaz es de venir y vomitarte mis pensamientos esperando que los tomes como una disculpa y creas con más convicción que yo que tal vez no perdí mi capacidad de hacer lo único para lo que sirvo realmente.
Crave es la única palabra que puede explicar como me siento. Se puede traducir como "desear ardientemente, ansiar, necesitar". I crave for life and a lot of stuff that I really dont need. Ojalá pudiera concentrarme.
A lo que voy con toda la mierda que acabo de escribir es que estoy en remodelación. Al principio todo es miel sobre hojuelas porqué estás todo motivado y lleno de energías, pero después, cuando te das cuenta del trabajo que aún queda por hacer, los hábitos como muros que tienes que tirar, el cascajo de pasado a desechar, los planos para unos cimientos fuertes y duraderos a trazar, los materiales costosos que necesitas para edificar la vida de tus sueños, las obras de construcción y la fatigada mano de obra de la que dispones, te pones bastante enfermo ante la magnitud de la empresa.
Grandes planes, sí señor, pero bajo presupuesto. Y bajo presupuesto implica chingarle el doble y, con toda la pena del mundo, yo soy una huevona de lo peor. Nací cansada. Pero el sueño es fuerte (tanto que no me deja dormir), así que sigo aquí, como idiota, parada en las obras negras de mi vida que avanzan demasiado lento para mi gusto.
Siento que este blog ya no me queda. Que crecí y sencillamente ya no es mi estilo. No te confundas; amo todas y cada una de mis entradas, amo el tono general del sitio, pero es como bajar veinte kilos y tratar de ponerte tu vestido favorito.
Igual y me estoy malviajando. Sólo quiero que sepas lo culpable que me siento por callarme así. Lo fuera de lugar que me siento en estos momentos. Sé que volveré a escribir en el futuro, eso seguro, pero no sé si será aquí, no se si pueda entallar esta prenda o si tendré que buscar una nueva, una en la que esté cómoda. No te pienso abandonar (tu no me has abandonado, lo agradezco) y si me cambio de casa te prometo que serás mi primer invitado.
Mientras destruyo todo para volverlo a construir, sólo puedo fumarme otro cigarro y tratar de permanecer en pie. Con un poco de suerte caminaré dentro de poco.
¿Como eras tú cuando bebías?
-pregunta alguien como si preguntara por un muerto.
Tal vez haya razón:
no es quien muere el mismo que resucita.
Jorge Cantú de la Garza
Mis cigarrillos son asideros a la realidad. Esa desazón en el estómago, ese calor incómodo que me recorre entera cuando el tiempo se convierte en agua es lo que obliga a mis temblorosas manos a prender el que sigue. Siempre he tenido un carácter nervioso. Mi vida es una pantera agazapada, lista para el gran salto pero inmóvil.
Mi mente esta llena de cajones atascados de papeles que gritan URGENTE. Tengo un montón de listas incompletas, de planes sin atender. El tiempo es soñar y así me disperso. Le doy vueltas una y otra vez a las cosas, las pongo en espera (la espera de la capacidad, de recursos, de valor, de decisión) y así se pierden en el caos que impera dentro de mi cabeza. Todo es lógico y a la vez retorcido, como si en mi cráneo estuviese el país de las maravillas.
Tengo esta receta genial, los ingredientes, pero no me atrevo a entrar a la cocina. Cualquier cosa parece más importante (mira, una mariposa). Es una mezcla de apatía e inseguridad la que me mantiene estática. Los libros son los únicos que consiguen hablarme, e incluso sus voces me parecen distantes a veces.
Escribir es aterrador. Es desnudarse y salir a la calle. El mundo entero puede ver todos y cada uno de tus defectos. Escribir conlleva una frustración decepcionante. Para mi mala suerte, escribir es como respirar.
He aguantado la respiración demasiado tiempo, y ahora respiro en bocanadas torpes, jalando todo el aire que puedo a mis pulmones. Es simplemente algo que tengo que hacer. Mi llamado, podría decirse.
Y ahora estoy aquí, fumando, aporreando las teclas de mi computadora recién arreglada (como si se tratase de una máquina de escribir), desnudandome ante extraños (cualquiera que no sea yo es un extraño).
¿Cómo te explico, lector, el pánico que produce la página en blanco, la carga que implica tener lectores que piden tus palabras, la verguenza de no poder acomodar una línea satisfactoria? ¿Cómo podrás entender lo que es tratar de justificar una ausencia tan prolongada, un periodo literariamente estéril, cuando tu vida entera tiene como eje las palabras?
Ninguna de las maneras en las que pretendía regresar y saludarte de nuevo me pareció apropiada. Lo único de lo que fui capaz es de venir y vomitarte mis pensamientos esperando que los tomes como una disculpa y creas con más convicción que yo que tal vez no perdí mi capacidad de hacer lo único para lo que sirvo realmente.
Crave es la única palabra que puede explicar como me siento. Se puede traducir como "desear ardientemente, ansiar, necesitar". I crave for life and a lot of stuff that I really dont need. Ojalá pudiera concentrarme.
A lo que voy con toda la mierda que acabo de escribir es que estoy en remodelación. Al principio todo es miel sobre hojuelas porqué estás todo motivado y lleno de energías, pero después, cuando te das cuenta del trabajo que aún queda por hacer, los hábitos como muros que tienes que tirar, el cascajo de pasado a desechar, los planos para unos cimientos fuertes y duraderos a trazar, los materiales costosos que necesitas para edificar la vida de tus sueños, las obras de construcción y la fatigada mano de obra de la que dispones, te pones bastante enfermo ante la magnitud de la empresa.
Grandes planes, sí señor, pero bajo presupuesto. Y bajo presupuesto implica chingarle el doble y, con toda la pena del mundo, yo soy una huevona de lo peor. Nací cansada. Pero el sueño es fuerte (tanto que no me deja dormir), así que sigo aquí, como idiota, parada en las obras negras de mi vida que avanzan demasiado lento para mi gusto.
Siento que este blog ya no me queda. Que crecí y sencillamente ya no es mi estilo. No te confundas; amo todas y cada una de mis entradas, amo el tono general del sitio, pero es como bajar veinte kilos y tratar de ponerte tu vestido favorito.
Igual y me estoy malviajando. Sólo quiero que sepas lo culpable que me siento por callarme así. Lo fuera de lugar que me siento en estos momentos. Sé que volveré a escribir en el futuro, eso seguro, pero no sé si será aquí, no se si pueda entallar esta prenda o si tendré que buscar una nueva, una en la que esté cómoda. No te pienso abandonar (tu no me has abandonado, lo agradezco) y si me cambio de casa te prometo que serás mi primer invitado.
Mientras destruyo todo para volverlo a construir, sólo puedo fumarme otro cigarro y tratar de permanecer en pie. Con un poco de suerte caminaré dentro de poco.
6 sept 2010
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